Cuando se pierde a un ser querido se experimentan muchos sentimientos, desde tristeza hasta enojo y negación. El duelo es un proceso que se tiene que transitar para poder superar la ausencia de alguien a quien amamos. Pero, en ocasiones, no somos lo suficientemente empáticos al entender a los demás.
Para muchos un duelo únicamente se expresa en el momento en el que una persona se enfrenta directamente con el dolor o la tristeza, por ejemplo, cuando recibe la noticia o cuando asiste al funeral de su ser querido. Pero, la realidad es que es todo un proceso emocional y puede durar mucho tiempo, incluso años.
Tal como explica la Asociación Americana del Cáncer, muchos creen que el duelo se presenta en una sola ocasión, pero involucra diferentes emociones, acciones y expresiones que cada persona lleva a su manera.
Es importante decir que, aunque usualmente el duelo se califica por distintas etapas, la realidad es que lo más común es que se experimente como una especie de montaña rusa, con altos y bajos. Cuando una persona siente que está progresando, puede después volver a entristecerse, por lo que es común que el proceso dure un año o más con sentimientos que van desde el aislamiento hasta la ira y la depresión.
Uno de los procesos que pueden servir para hacer más llevadero el duelo es poder estar una última vez al lado de nuestros seres queridos. Y si esa persona importante para usted fallece en el extranjero, tiene que saber que existe la opción de repatriación que, aunque no es un proceso muy sencillo, puede apoyarse de asesoría profesional.
Vivir un funeral o realizar algún tipo de ritual religioso, puede ser positivo para dar el último adiós. Si desea hacerlo, y sobre todo prevenir esta situación, acérquese a Mi Última Voluntad en donde podrá conocer todos los servicios de repatriación disponibles.